El auténtico trofeo de 36,8 cm de altura, hecho con 3 kg de oro sólido de 18 quilates, lo tienen los campeones solo durante la ceremonia de premiación. Durante el resto del torneo ingresó siempre como suplente a los partidos. En el primer mundial de 1930 no había Copa como hoy se conoce, sino medallas de oro para cada jugador perteneciente al quipo campeón. Una vez que entran al vestuario lo tienen que devolver a la FIFA, que da a la federación ganadora una réplica (bañada en oro) de nombre “Trofeo de los Campeones”.